En el país se encuentra una importante diversidad de primates no humanos y todos se encuentran bajo alguna categoría de amenaza debido a la pérdida de su hábitat y a otros factores, como la fiebre amarilla. Cómo es el plan nacional para conservarlos.
En distintos tipos de bosques del norte de Argentina habitan cinco monos y todos se encuentran bajo amenaza, principalmente por la pérdida de su hábitat. Estos animales desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas y se consideran esenciales para la salud humana.
No sólo son grandes dispersores de semillas, permitiendo la preservación de especies vegetales y la regeneración de los bosques, sino que algunas especies también actúan como centinelas epidemiológicos, alertando de la circulación de virus potencialmente letales, como el responsable de enfermedades como la fiebre amarilla.
El mono aullador rojo es el más comprometido y se considera peligro crítico, mientras que el carayá, el mirikiná , el caí negro y el caí de las yungas, se encuentran en estado amenazado, según la evaluación del estado de conservación nacional
En esta nota, más detalles de cuáles son, dónde viven y cuál es su estado de conservación
Es el más amenazado y habita únicamente en la provincia de Misiones. Es una especie endémica del Bosque Atlántico, que se extiende entre Argentina y Brasil, fue incluido entre los primates más amenazados del mundo, en una lista que publica periódicamente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y la Sociedad Internacional de Primatología (IPS).
Los recurrentes brotes de fiebre amarilla junto con la pérdida de hábitat, son las causas que llevaron a un alarmante declive de las poblaciones y se estima que en el país quedan unos 50 individuos.
Se encuentra en bosques de las provincias de Misiones, Corrientes, este de Chaco y Formosa, y en el noreste de Santa Fe en las riberas e islas del río Paraná. Las regiones que habitan (bosques de Chaco Seco y Húmedo y la Selva Paranaense), están sujetas a importantes modificaciones antropogénicas, con elevado grado de fragmentación o con remanentes de bosque aislados, lo que dificulta su conservación.
Es la especie de primate con mayor presión de captura ilegal con fines de mascotismo en Argentina, ya que son los que se detectan con mayor frecuencia en los decomisos de operativos de control y fiscalización. Además, esta especie tiene gran importancia epidemiológica por ser altamente sensible al virus de fiebre amarilla; muestra una alta mortalidad al infectarse y, por lo tanto, actúa como centinela temprano para la detección del virus.
Esta especie se encuentra en el este de la provincia de Formosa, además de Bolivia y Paraguay. El mono mirikiná es uno de los más crípticos de Argentina por sus hábitos de vida y reproducción.
Los Mirikiná habitan los bosques ribereños del Chaco Seco y Húmedo, dos ecorregiones que han sufrido altas tasas de deforestación, degradación y fragmentación del hábitat en los últimos años. La reducción de la conectividad de los bosques genera el aislamiento de las poblaciones y la consecuente pérdida de la diversidad genética.
Habita exclusivamente la Selva Paranaense en Misiones. Los monos caí son omnívoros y tienen una dieta que puede incluir artrópodos, brotes, huevos y pequeños vertebrados durante todo el año.
Su estado de conservación es vulnerable debido a que en los últimos 10 años se perdieron más de 45 mil hectáreas de bosque en Misiones, lo que afecta directamente a las poblaciones remanentes de este primate. A esto se suma la amenaza de la captura ilegal para mascotismo.
Es la especie de primates menos estudiada y conocida de la Argentina. Se encuentra principalmente a la Yungas de Jujuy y Salta. Se caracterizan por tener un pelaje más amarillento, con una marcada banda dorsal oscura y miembros más oscuros que el resto del cuerpo.
En la última categorización de su estatus de conservación, se los consideró en estado vulnerable según criterios UICN, debido a la transformación de su hábitat. En las Yungas, la extracción forestal es una amenaza significativa y se realiza tanto de manera legal como ilegal. Otro factor que afecta al hábitat de la especie son los incendios forestales .
En 2021, Argentina puso en marcha un Plan Nacional para la Conservación de los Primates. El programa tiene siete objetivos, entre ellos conservar los bosques nativos para reducir la pérdida de hábitat, aumentar la conectividad entre las áreas con poblaciones de primates, restaurar los bosques degradados, implementar la gestión de los bosques nativos, evaluar y reducir el impacto de la fiebre amarilla, reducir la extracción de primates de la naturaleza e implementar programas de educación ambiental.
Aunque algunos de ellos ya se están ejecutando, algunos de los proyectos enmarcados en este plan se vieron dificultados en los últimos meses por la eliminación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, que fue el organismo que impulsó esta iniciativa.
“Estos planes han tenido excelentes resultados en países como Brasil, donde ya trabajaron con numerosas especies y han logrado importantes mejoras en la conservación de animales que se encontraban en riesgo. Nuestro objetivo es fortalecer nuestro plan para que se traduzca en un compromiso multisectorial para cuidar las especies que estudiamos”
Martín Kowalewski, primatólogo y miembro del Grupo de Especialistas en Primates de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN).
Los planes de conservación de especies, explican los primatólogos, son herramientas esenciales para conservar el medio ambiente y la biodiversidad. Muchos países sudamericanos con gran diversidad de primates, como Ecuador, Colombia y Perú, han avanzado en los últimos años en la creación de estos marcos.
Estos planes no sólo facilitan la coordinación de las acciones a escala nacional, sino que también permiten desarrollar estrategias regionales para ampliar los esfuerzos. El actual desafío de Argentina es seguir ejecutando este plan para potenciar iniciativas con otros países vecinos.